jueves, 11 de abril de 2013

(...)

No nos dijeron que nada sería así,
que el camino estaría lleno de piedras 
que se clavan en la planta del pie.
Nos llenaron la cabeza con ideas perfectas;
hijos, cuerpos, mentes y vidas.
Ya no se trata de nubes 
ocultando un sol que termina por salir,
sino una tormenta perfecta
con rayos que sacuden el cuerpo hasta reventarlo.
Alzamos los ojos al cielo buscando consuelo,
y el hierro, el cristal y el humo nos devuelven la mirada.
Un abismo vertical, invertido.
Nos distorsionan la vida
para retorcer nuestros conceptos.
Como niños que no saben lo que quieren
y lloran porque sólo están cansados.
Cansados de que se nos rompan los sueños en las manos.




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