No nos dijeron que nada sería así,
que el camino estaría lleno de piedras
que se clavan en la planta del pie.
Nos llenaron la cabeza con ideas perfectas;
hijos, cuerpos, mentes y vidas.
Ya no se trata de nubes
ocultando un sol que termina por salir,
sino una tormenta perfecta
con rayos que sacuden el cuerpo hasta reventarlo.
Alzamos los ojos al cielo buscando consuelo,
y el hierro, el cristal y el humo nos devuelven la mirada.
Un abismo vertical, invertido.
Nos distorsionan la vida
para retorcer nuestros conceptos.
Como niños que no saben lo que quieren
y lloran porque sólo están cansados.
Cansados de que se nos rompan los sueños en las manos.
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descansaron aquí.